jueves, 26 de enero de 2012

What's the deal with Megaupload?

What happened to Megaupload made me think some things. I want to share them with you. I speak about intellectual property, the legalization of extortion, and the return of the Luddites. All this involves an Orwellian scenario. It's 25 minutes. I hope you have the patience. Thanks!
First part, 15 min: http://www.youtube.com/watch?v=JAHYXsp_MRU
Second part: 10 min: http://www.youtube.com/watch?v=9VwkALjiRok

¿Qué pasa con Megaupload? Propiedad intelectual, legalizar la extorsión y el regreso de los luditas: un escenario orwelliano

Jaime Luis Zapata

La historia oficial es la historia que los poderes establecidos quieren que sea repetida e interiorizada por la mayoría de los zombies, que son al mismo tiempo los que supuestamente deciden el curso de las sociedades en regímenes democráticos. Esta historia es el resultado de la propaganda, y no del verdadero conocimiento, porque el conocimiento es la mejor arma contra toda clase de tiranía: el fundamento de la tiranía es la mentira.
La historia oficial que nos quieren presentar con el caso de Megaupload es que hay unos señores que se están enriqueciendo a costa del esfuerzo de otros, que están arremetiendo brutalmente contra el arte, contra los artistas, y contra todo el esfuerzo colectivo que requiere dar a conocer una obra determinada. Estos señores deben, entonces, ser castigados, y hay que asegurarse de que su ejemplo no sea seguido por los demás, y por ello hay que impedir que ese tipo de tecnologías se diseminen y se masifiquen.
La verdad es muy diferente. Megaupload representa un nuevo modelo de negocios, que obedece a un desarrollo de nuevas tecnologías, una tecnología que permite copiar y reproducir un determinado material infinitas veces, sin que se presente un daño en su calidad, con un costo ínfimo. El copyright, además, es una figura que permite muy fácilmente que se lleven a cabo labores de censura por cualquier clase de motivo, y así funcionó, por ejemplo, recién inventada la imprenta.

I. Propiedad intelectual
Ahora bien, A Kim Dotcom, el fundador de Megaupload, se le está acusando de un delito que no cometió: se le acusa, entre otras muchas cosas, de haber llevado a cabo violaciones a derechos de propiedad intelectual (copyright). Lo que él en realidad hizo fue establecer un servicio que le permitía a los usuarios compartir sus archivos a nivel mundial. Si una persona determinada viera que en ese servicio se está llevando a cabo una violación de su propiedad intelectual, esa persona podía enviar a Megaupload una notificación, y al momento el archivo era eliminado del servicio. Es como si a un productor de automóviles se le encarcelara porque uno de sus clientes utilizó el automóvil para llevar a cabo un asesinato.
No obstante, la misma acción de copiar y compartir una determinada información no puede ser considerada una violación a la propiedad intelectual: mediante ello no se está poniendo en duda quién haya sido su creador, no se está atribuyendo un crédito a una persona equivocada. Y de existir una dicha cláusula que le impide al comprador de un archivo determinado que tiene derechos de propiedad intelectual el compartirlo, esa es una cláusula imposible de asegurar. Si yo compro un libro y lo fotocopio y esas copias las comparto con otras personas, o si el mismo libro lo comparto con los demás, estaría violando la cláusula de propiedad intelectual, pero para poder verificar y penalizar esa acción habría que establecer un estado policial que revisara qué es lo que los individuos comparten y no comparten.
Los conflictos se producen por una escasez en los bienes, de ello se deriva que es necesaria una regulación para reducir esos conflictos de acuerdo a normas de justicia, y la propiedad privada es la forma de llevar a cabo de una mejor manera la resolución justa de esos conflictos. Sobre la barbaridad de la propiedad intelectual el profesor Hans-Hermann Hoppe opina:

La idea de los derechos de propiedad intelectual no sólo es equivocada y confusa sino, además, peligrosa. Y ya he comentado porqué es así. Las ideas - recetas, fórmulas, declaraciones, argumentos, algoritmos, teoremas, melodías, patrones, modelos, ritmos, imágenes, etc. - son sin duda bienes (en la medida en que son buenas y útiles, no que sean malas, las recetas, etc.), pero no son bienes escasos. Una vez pensadas y expresadas, son bienes libres, inagotables. Silbo una melodía o escribo un poema, usted oye la melodía o lee el poema y lo reproduce o lo copia. Al hacerlo, usted no me ha quitado nada. Puedo silbar y escribir como antes. De hecho, todo el mundo me puede copiar y aún así, nada han tomado de mí. (Si yo quisiera que nadie copie mis ideas sólo tendría que guardarlas para mí mismo y no expresarlas nunca.)
Ahora imagine que he obtenido un derecho de propiedad sobre mi melodía o sobre mi poesía, de tal manera que puedo prohibir a usted que la copie, o exigir, de usted mismo, una regalía si la copia. En primer lugar: ¿No implica esto, que yo, absurdamente, a mi vez, tenga que pagar regalías a la persona (o a sus herederos) que inventaron el “silbar” y la escritura, y más adelante a aquellos que compusieron el lenguaje y la reproducción de sonidos, y así sucesivamente?. Segundo: Al impedir que usted silbe mi melodía o recite mi poema o al obligarlo a pagar, en caso de que lo haga, me he transformado en realidad en propietario (parcial) de usted: propietario parcial de su cuerpo, de sus cuerdas vocales, de su papel, de su lápiz, etc., porque usted no utilizó nada, excepto sus propios recursos, cuando me copió. Si usted ya no puede copiarme, entonces esto significa que yo, el dueño de la propiedad intelectual, he expropiado a usted y a su propiedad “real”. Lo que demuestra que los derechos de propiedad intelectual y los derechos de propiedad real son incompatibles, y la promoción de la propiedad intelectual debe ser vista como uno de los más peligrosos ataques a la idea de la propiedad “real” (de bienes escasos).

II. Legalizar la extorsión
Lo que está detrás de todo esto no es una lucha para asegurar los derechos de los artistas, sino una operación para hacer que unos poderes establecidos sigan existiendo. Los artistas no se benefician de discos vendidos, sino de los conciertos que hacen. Los que sí se benefician de discos vendidos son las compañías disqueras. Megaupload y servicios similares permiten que el artista se dé a conocer ante el mundo sin tener que pagar su cuota respectiva a las compañías; el artista, el productor, se acerca más al consumidor. Impedir el desarrollo de servicios como Megaupload sería como forzar al artista a entrar en negociaciones que le representarían más bien una pérdida si se comparase con los servicios que presta Megaupload; negocios que nunca, siendo plenamente libre, estaría dispuesto a llevar a cabo. Forzar la desaparición de servicios como Megaupload es legalizar la extorsión.

III. El regreso de los luditas
Hollywood está tratando de impedir el desarrollo tecnológico que haría que su poder se tambaleara mediante una apelación a la fuerza del Estado. Esto es una manifestación de lo que George Orwell en su gran obra 1984 denominó “colectivismo oligárquico”: que industria monopolizada y gobierno centralizado no se oponen entre sí, sino que, más bien, se apoyan, se ayudan y soportan el uno al otro. Hollywood está haciendo como los luditas en el siglo XIX: destruyendo las máquinas para no verse forzados a buscar otra forma de subsistencia.
Sería éste un mundo de felicidad, paz y armonía para todos si con cada avance industrial o tecnológico, además de generar mayor riqueza para la mayoría, no se perjudicara económicamente a un grupo minoritario. No obstante, como dice Henry Hazlitt:

el progreso económico nunca ha tenido lugar y probablemente nunca se realizará de forma completamente uniforme. Hoy se produce un avance en tal rama de la producción y más tarde en otra. Si se registra un súbito incremento en la oferta del objeto a cuya producción contribuyo, o si una nueva invención o descubrimiento hace innecesario lo que produzco, lo que para el mundo supone una ganancia, para mí y para el grupo productor al que pertenezco implica una tragedia.
La idea de que una economía en expansión implica la expansión simultánea de todas las industrias es un profundo error. Para que las nuevas industrias se desarrollen con cierta rapidez es necesario que algunas de las industrias antiguas reduzcan su volumen o se las deje morir. Es la única manera de que el capital y el trabajo necesarios para la expansión de las nuevas industrias queden libres. Si hubiéramos tratado de conservar artificialmente el transporte con tracción animal habríamos retardado el desarrollo de la industria del automóvil y todas las actividades que de ella dependen. Habríamos reducido la producción de riqueza y retardado el progreso económico y científico.
Sin embargo, esto es lo que realmente hacemos cuando tratamos de impedir la desaparición de alguna industria para proteger la mano de obra especializada o el capital ya invertido. Por paradójico que pueda parecer, tan necesario es para la salud de una economía dinámica abandonar industrias que se hallen en trance de morir, como permitir el crecimiento de las industrias florecientes. El primer proceso es esencial para el segundo. Tan disparatado es tratar de conservar industrias anticuadas como empeñarse en mantener métodos de producción en desuso; en realidad, son dos formas de describir unos mismos hechos. Los métodos de producción anticuados deben ser sustituidos constantemente por otros más perfeccionados, si queremos satisfacer las necesidades antiguas y nuevas con mejores productos y mejores servicios.

Por lo que están preocupados Hollywood, las compañías disqueras, y la élite interesada en su permanencia, es por el desmoronamiento de una estructura que les había logrado cierto nivel de riquezas. Este es un problema que, ciertamente, debe ser resuelto. No obstante, continúa Hazlitt:

Nunca será solución reducir arbitrariamente la oferta, impedir el progreso técnico o procurar que las gentes continúen prestando servicios carentes de utilidad. Sin embargo esto es lo que se ha tratado de hacer una y otra vez mediante las barreras aduaneras, la destrucción de la maquinaria, la quema del café y otros mil métodos restrictivos de la producción y del intercambio comercial.

IV. La riqueza es la escasez
En su novela distópica, George Orwell nos hablaba de tres lemas que son el símbolo de todo poder totalitario: “La guerra es la paz. La libertad es la esclavitud. La ignorancia es la fuerza.” También Hazlitt nos recuerda una doctrina que obedece a aspiraciones no menos tiránicas: “la doctrina demente de la riqueza mediante la escasez.” Este es el lema que quiere imponer la historia oficial, pero la verdad es rebelde.

Referencias



-Sobre el copyright como método de censura y la historia oficial de los poderes establecidos:




-Hans-Hermann Hoppe sobre la propiedad intelectual:


-Henry Hazlitt sobre el progreso tecnológico y sus implicaciones económicas:
Economía en una lección.
Economics in One Lesson

-Sobre Megaupload

            -George Orwell
1984

domingo, 22 de enero de 2012

Nicolás Gómez Dávila: The Best Defense of Aristocracies

"Maybe, after all, the best defense of aristocracies is the obvious necessity for having especialists in the art of living."
Notas
, 2003, Villegas, p. 109.

martes, 17 de enero de 2012

Nicolás Gómez Dávila: Freedom, Property and Oppression

Freedom, Property and Oppression
Nicolás Gómez Dávila
From: “Notas”, 2003, Villegas, P. 114-115.

The property of the means of production is the one and only guarantee of freedom. We can say, even excessively: he who has no land, has no freedom.
Property, however, direct and not indirect; property that the owner manages and not only possesses by means of a juridical fiction; property that his hands touch and of which his will may dispose of. Every collective wealth is, therefore, an ineffective basis and a nugatory support for the individual liberty, since it is not properly the wealth what frees oneself but its appropriation.
The real owner is not he who transitorily uses or abuses, but he who regulates, limits, determines, and gives the abuse and the use. Thus, if to an omnipotent legislative that is able to change constantly the customary rights we add the collectivization of the property, the collectivity alone or its shamefaced lords are free, while the individual finds himself supremely subjugated and oppressed.